Burlar el lugar común

Aunque la rosa, como el relámpago, 
se deshoje en un destello, 
incluso al ser de piedra, 
algo perdura de su frágil polvo. 
 
Si su fino aroma a ceniza recuerda 
el brillo en la maraña de la nostalgia, 
por decir que no ocupa lugar en el espacio, 
 
¿cuántos jardines nos hemos negado 
en los inagotables desiertos? 

En Punto de partida «Trece poetas (1990 – 1998)»,  Nº 201

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